REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL
LIBERTADOR
INSTITUTO DE MEJORAMIENTO PROFESIONAL
DEL MAGISTERIO
NÚCLEO ACADÉMICO PORTUGUESA.
SOCIEDAD DEL CONOCIMENTO
ENSAYO
INTEGRANTE:
HUMBERLY PARRA
C.I:18.250.809
PROFESOR: JOSÉ DE JESÚS CAMEJO
BISCUCUY, NOVIEMBRE DE 2012
Es necesario mencionar, que el desarrollo de las acciones que realiza
cada ser humano tiene un valor no simplemente para realizar los hechos, allí se
razona y primordialmente se piensa, es por ello, que debemos garantizar un
conocimientos de saberes que llegue primordialmente a los niños y niñas de
nuestra sociedades y así asegurar un bienestar para todos por tal sentido, La sociedad del conocimiento
se refiere a la apropiación crítica y selectiva de la información protagonizada
por ciudadanos que saben como aprovechar la información. Siguiendo este mismo
orden de ideas, una sociedad de la
información es aquella en la que la información y el conocimiento tienen
un lugar privilegiado en la sociedad y en la cultura: de esto se desprenden que
la creación, distribución y manipulación de la información forman parte
estructural de las actividades culturales y económicas por tal sentido, la sociedad de la información es vista
como la sucesora de la sociedad industrial.
Cabe
destacar, que la noción de sociedad del
conocimiento fue utilizada por primera vez en 1969 por un autor austríaco de literatura relacionada
con el "management" o la gestión empresarial, llamado Peter Drucker, y en el decenio de 1990 fue
profundizada en una serie de estudios detallados por autores como Robin
Mansel o Nico Stehr. por tal sentido, el conocimiento
se define como la interpretación de dichos hechos dentro de un contexto, y
posiblemente con alguna finalidad. Para la UNESCO1 el
concepto pluralista de sociedades del conocimiento va más allá de la sociedad
de la información ya que apunta a transformaciones sociales, culturales y
económicas en apoyo al desarrollo sustentable. Los pilares de las sociedades
del conocimiento son el acceso a la información para todos, la libertad de
expresión y la diversidad lingüística.
Sin
embargo, este concepto es más bien la formulación de una utopía, descrita como
una etapa posterior a la era de la información, y a la que se llegaría
utilizando tanto los medios tecnológicos, como la instrucción o educación
universal y la humanizacion de las sociedades actuales. Es
por ello, que la instrucción de las sociedades debería realizarse, enfocándose
en las técnicas y criterios para tratar la información disponible con
discernimiento y espíritu crítico.
De igual modo la expansión de las futuras sociedades del
conocimiento se vería propiciado por nuevas formas institucionales: foros
mixtos, conferencias de ciudadanos y debates en los que participen los
encargados de la adopción de decisiones, los parlamentarios, el sector privado
y la sociedad civil.
Es de resaltar, que la sociedad de la
información a las sociedades del conocimiento”, se aborda la cuestión de las
bases en que se puede asentar una sociedad mundial del conocimiento que sea
fuente de desarrollo para todos y, más concretamente, para los países menos
adelantados. Es por ello, que se hace hincapié en la necesidad de consolidar
dos pilares de la sociedad mundial de la información que hasta ahora se han
garantizado de forma muy desigual: el acceso a la información para todos y la libertad de expresión. Por tal sentido, los
fundamentos de una sociedad de la información y del conocimiento nunca se
podrán reducir a los adelantos tecnológicos exclusivamente. En efecto, hay que
preguntarse si la desigualdad de acceso a las fuentes, contenidos e infraestructuras
de la información no pone en tela de juicio el carácter realmente mundial de la
sociedad de la información y compromete, por lo tanto, el desarrollo de las
sociedades del conocimiento. Nuestra época es escenario de transformaciones y
cambios radicales tan considerables que algunos no vacilan en afirmar que estamos
viviendo una tercera revolución industrial –la de las nuevas tecnologías de la
información y la comunicación– que va acompañada por un cambio en el régimen de
los conocimientos.
Es de gran motivo, que
las sociedades en redes, conocimientos y
nuevas tecnologías”, se examinan todos esos cambios y sus corolarios: la
economía del conocimiento y de lo inmaterial, así como el impacto de las nuevas
tecnologías en las sociedades en redes, que son elementos medulares de las
mutaciones actuales. Además, esto se plantea la cuestión de saber si con las
nuevas modalidades de conservación del conocimiento estamos pasando de
sociedades de la memoria a sociedades del conocimiento. No obstante, las
sociedades del aprendizaje”, se muestra hasta qué punto esas mutaciones han ido
unidas, en el plano pedagógico y educativo, a un desplazamiento del interés por
los poseedores del saber hacia los que tratan de adquirirlo, no sólo en el
marco de los sistemas formales de educación, sino también en las actividades profesionales
y la educación informal, en la que desempeñan un papel tan importante la prensa
y los media audiovisuales. Se hace referencia, en un momento en que las mutaciones cada vez
más rápidas cuestionan los antiguos modelos y en que el learning by doing y
la capacidad de innovación cobran una creciente importancia, la dinámica
cognitiva de nuestras sociedades ha llegado a constituir una problemática
esencial. Sin embargo, el modelo del
aprendizaje se ha difundido mucho más allá del universo de los educadores y se
ha extendido a todos los niveles de la vida económica y social. Es cada vez más
evidente que toda organización –con fines comerciales o sin ellos– tendrá que
acrecentar su “dimensión de aprendizaje”, con lo cual los centros y los medios
del conocimiento están destinados a multiplicarse tanto en los países del Norte
como en los del Sur.
Es necesario mencionar,
una pregunta que todos no las hemos preguntado alguna vez, ¿Hacia la educación para todos a lo largo de
toda la vida?, se examinan las hacia las sociedades del conocimiento consecuencias
de esta nueva dinámica con respecto a la realización del derecho a la educación
universalmente proclamado. La educación básica para todos sigue siendo una
prioridad absoluta. Además, la educación de los adultos –que podía parecer poco
pertinente en países donde las necesidades básicas en materia de educación
distan mucho de haber sido satisfechas– ha adquirido hoy en día una importancia
absolutamente decisiva por ser una condición esencial del desarrollo. Así, la
educación para todos a lo largo de toda la vida puede constituir una respuesta a
la creciente inestabilidad del empleo y los oficios y carreras profesionales
vaticinada por la mayoría de los especialistas en prospectiva. Por otra parte,
conviene examinar la cuestión de la privatización cada vez más perceptible de
la oferta educativa, que ya es especialmente notoria en la enseñanza superior y
empieza a extenderse a otros niveles de los sistemas educativos.
Puesto a esto, la
escolarización universal y una oferta educativa adecuada no bastan de por sí
para garantizar la eficacia y el éxito de la educación, que dependen también
dela calidad de esa oferta. Algunos factores de dicha calidad se conocen desde
hace tiempo: la proporción de alumnos por docente, la formación de los
educadores, la calidad de las infraestructuras existentes o el material de que
disponen los alumnos y los profesores. Todos estos factores guardan una
relación estrecha con el gasto en educación, sobre todo el efectuado por los
poderes públicos. Sin
embargo, el futuro de la enseñanza superior, se
centra también en la educación y la formación y examina, en especial, el papel
fundamental desempeñado en las sociedades del conocimiento por las instituciones
de enseñanza superior, que se ven enfrentadas a un cambio radical sin
precedentes en los esquemas clásicos de producción, difusión y aplicación de
los conocimientos.
Si bien es verdad que
la oferta educativa se diversifica a medida que los conocimientos progresan, la
“masificación” de la enseñanza superior supone nuevas cargas para los
presupuestos de los Estados. Un número cada vez mayor de centros docentes
recurre a otras modalidades de financiación, sobre todo de procedencia privada.
Por eso, se ha creado una trama compleja
de instituciones públicas o privadas en la que ya no se da un modelo único de universidad.
Si no se hace nada a este respecto, los países que carecen de tradición
universitaria corren el riesgo de verse afectados de lleno por este fenómeno, que
conduce a la aparición de auténticos mercados de la enseñanza superior. Para
garantizar la calidad y pertinencia de los sistemas de enseñanza superior emergentes
será necesario mejorar la cooperación internacional.
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